Si bebes agua en botellas de plástico, la pregunta del título te será familiar: al rellenar las botellas de agua varias veces, habitualmente notamos un olor maloliente, y el sabor del agua suele cambiar, produciendo una sensación desagradable.
¿Por qué ocurre esto? En realidad, los principales culpables somos nosotros: las botellas de agua de plástico se comercializan (o al menos, así debería ser en todos los casos) para usarlas una única vez. Rellenarlas con agua del grifo, de una fuente, o de una garrafa de agua no sólo perjudica el sabor y el olor de la bebida, sino también a nuestra salud.
Te lo explicamos: las botellas de agua “de mano” están hechas de tereftalato de polietileno (PET), un material plástico que, una vez abrimos la botella, va degradándose su calidad. Si a eso le sumamos que muchas veces rellenamos los envases con agua del grifo, que ya lleva cloro, la combinación no es la más idónea.
¿Es mejor obtener el agua de un dispensador de agua de garrafa? Rotundamente no: este tipo de dispensadores han estado en el punto de mira por el material con el que están hechas, el Bisfenol A, un policarbonato que se usa en para realizar botellas de agua y envases, y cuyo uso está penado en países como Francia, y que, según la revista médica American Medical Association puede provocar cáncer, diabetes, obesidad e infertilidad.
¿Qué es lo recomendable? En primer lugar, hacernos con una botella de cristal, o beber en un vaso de agua. En segundo lugar, evitar los dispensadores de agua de garrafa o bidón: es preferible utilizar sistemas como la osmosis o la filtración, mucho más saludables y libres de elementos tóxicos como el Bisfenol A.