El cuerpo necesita agua para sobrevivir y funcionar correctamente ya que es vital para que las células trabajen, siendo la parte del organismo que más agua contiene. Por tanto, es considerada uno de los nutrientes esenciales.
Las campañas sobre la importancia de la hidratación se concentran en verano porque el aumento de la temperatura favorece la pérdida de agua a través del sudor y como consecuencia, la deshidratación. Es cierto que esta situación no se vive durante los meses más fríos pero de la misma forma el organismo reclama agua para funcionar correctamente.
Ya que el agua contribuye a:
– Lubricar las articulaciones.
– Proteger el cerebro.
– Transportar los nutrientes a las células del cuerpo.
– Ayudar a regular la temperatura corporal redistribuyendo el calor o enfriando el cuerpo a través del sudor.
Asimismo, se recomienda beber antes, durante y después del ejercicio físico al cantidad suficiente de agua sin esperar a que la sed aparezca. Hay que tener en cuenta que durante la práctica del ejercicio físico el músculo produce calor que debe eliminarse para mantener la temperatura corporal. Lo consigue evaporando el sudor pero la cantidad de sudor aumenta con la intensidad del ejercicio, con la humedad y la temperatura local.
Ante esta situación si no se bebe lo suficiente el organismo se deshidrata y aumenta la temperatura corporal y el ritmo cardíaco, por lo que el corazón se ve obligado a trabajar más rápido para mantener la adecuada entrega de nutrientes y oxígeno a los músculos.
En los hombres el agua representa el 60% del peso corporal y en las mujeres entre el 50 y el 55%.
Aunque el agua es necesaria en todas las partes del cuerpo, algunos órganos demanda en mayor medida su presencia.
Son el corazón, para mantener la tensión arterial dentro de los límites aconsejados.
Los riñones, para ayudar a eliminar nutrientes y residuos a través de la orina.
La piel, crea una barrera hidrolipídica frente a agentes patógenos.
El cerebro, si las células reciben más sangre están más alerta.
El aparato digestivo, fundamental para hacer bien la digestión.
Se recomienda beber en condiciones normales dos litros y medio de agua al día. Hay que prestar atención a los niños y las personal mayores porque no suelen reclamar el agua, ni tener sensación de sed. En el caso de que cueste beberla, otra opción son los zumos, infusiones, sopas…
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Fuente: Mi farmaceútico.