Según reflejaba una investigación publicada en la revista Practical Gastroenterology, en 2007, «reutilizar botellas de plástico puede provocar contaminación bacteriana, a menos que las lavemos de forma regular».
Lo malo de este lavado es que, si bien elimina las bacterias, también deteriora el envase, con lo que no es la solución óptima, ya que habremos eliminado los gérmenes, pero también liberamos las sustancias tóxicas del plástico del recipiente.
Precaución: no rellenar
De hecho, muchas marcas de agua, como Fuensanta, reflejan en sus envases esta petición de no rellenar: la mayoría de estos envases se realizan con plástico PET (tereftalato de polietileno), de gran resistencia, pero con problemas en cuanto a la higienización, lo que provoca la contaminación por hongos y microorganismos de nuestra boca, y que pueden provocar enfermedades.
Si bien en condiciones óptimas los anteriormente mencionados tóxicos no llegan a cantidades peligrosas, sí es cierto que la recomendación general es lavar la botella, asegurarnos de que no ha sufrido ningún daño, y rellenarla nosotros mismos.
No obstante, lo optimo aquí sería desechar el envase para su reciclaje (los plásticos de cualquier tipo se depositan en el contenedor amarillo) y abrir una nueva botella, o usar envases de vidrio rellenables, que no sufren la liberación de tóxicos al lavarlos con agua y jabón.
Otra posible solución es usar vasos desechables, de un solo uso, y de materiales como el cartón: idealmente, si rellenamos estos envases con agua del grifo o de una fuente agua de filtración, y los retiramos al acabar el día, no sufriremos efectos adversos.
Y tú, ¿qué es lo que usas para beber?